jueves, 20 de noviembre de 2008

SUEÑOS III (a partir de ahora continúa en comentarios)



"... Trás remover Roma con Santiago decidió esperar unos días a que su mal presagio desapareciera. Parecía lógico que él estuviera de viaje, pero ¿porque había desaparecido su blog de la red sin previo aviso?.
Mientras tanto, ajeno a esta preocupación, el escritor vivía una de sus peores pesadillas. Al salir aquella mañana de casa para comprar la prensa y desayunar en la terraza del bar de siempre. Dos desconocidos, vestidos de manera informal se acercaron a él y al doblar la primera esquina le echaron mano cada uno de ellos a un brazo obligándolo a acercarse a un vehículo aparcado a unos diez metros en el que esperaba un tercer raptor al volante. Nuestro protagonista al verse inmerso en aquel incidente y comprobar, que por la pequeña calle tán solo transitaban él y dos ancianas que venían de frente enfrascadas en una animosa conversación, no quiso formar un espectaculo que las pudiese dañar. Lo primero que le pasó por la mente fué que siempre pensó que sus escritos le podrían acarrear problemas tarde o temprano, pero no quería creer que esta fuera la causa de la desagradable situación... "

martes, 18 de noviembre de 2008

SUEÑOS II




"... Volví a entrar en la red y a visitar los foros donde siempre entraba y dejaba sus comentarios. Tras mirar algunos con poca fortuna por fin conseguir contactar con otro de sus seguidores. Al preguntarle por él me contestó con una negativa que aún heló por completo mi sangre. No sabía nada acerca de sus escritos y llegó a confirmarme que su blog había dejado de estar operativo. ¿Pero no es imposible, yo acababa de entrar y simplemente no existían en él nuevos escritos? Bajé la ventana de aquella conversación e intente entrar de nuevo en el blog. No podía ser. Mi amigo internauta llevaba razón el blog no se encontraba disponible. Volví abrir la ventana para contestarle pero se había desconectado. Presa de mis nervios comencé a llamar a todos los teléfonos de contacto que tenía en mi poder para contactar con él. En todas mis llamadas obtuve la misma respuesta, hacía varios días que salió de viaje y no sabían nada más de él. ..."

viernes, 14 de noviembre de 2008

SUEÑOS

"... Cuando desperté, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y sentí la necesidad de contactar cuanto antes con él. Había sido tan real que no podía tratarse de una simple pesadilla de esas que se olvidan al despertar.
Me levanté de la cama y me dirigí al baño con una sensación de resaca de lo más desagradable. Abrí el grifo del lavabo y dejé correr el agua, que salía helada, mientras me miraba en el espejo rememorando cada acto de aquella descabellada historia, que había embaucado cada minuto de la pasada noche. Con diligencia restregué las manos sobre mi rostro y un respiro tonificó gratamente cada poro de mi piel. A continuación me encaminé a la sala de estudio y encendí el ordenador. Visité con ansiedad cada uno de los lugares donde recabar información acerca suya de primera mano y que resultara reciente en el tiempo, pero todo fue en vano. No había noticias en ninguno de los portales por los que solía navegar. Su último escrito es de hacía al menos una semana. Ante aquella desesperación decidí, que con un poco de suerte podría contestar a un mensaje de móvil. Pero tampoco. No había rastro de ningún tipo y cada vez me convencía más de los malos augurios que habían rondado mi mente durante la madrugada..."

jueves, 6 de noviembre de 2008

SOCIEDADES SECRETAS IV

Volviendo al tema que nos arrastra, es curioso recopilar las diferentes opiniones y pensamientos que sobre las Sociedades Secretas tienen la mayoria de las personas de a pie. Suelen ser de todo tipo, pero en definitiva todas ocasi todas atesoran las caracteristicas siguientes:
Unos piensan que son crueles, malignas y despiadadas: que carecen de principios éticos y faltos de moralidad. Qu desde sus cúpulas manipulan, saquean, perjudican, destruyen, matan e incluso masacran sin ningún tipo de resquemor ni remordimientos.
Otros piensan que son eficientes y poderosas: capaces de conseguir todo lo que se proponen. Sus planes son ejecutados con precisión y sin dejar tras de si ningún tipo de rastro o evidencia contrastable.
Invulnerables a todo: perduran a través de los siglos, son inmunes a las crisis políticas, económicas (financiación) o de sucesión internas, nunca se debilitan o desaparecen a causa de estas. Consiguen perpetuarse durante generaciones sin aparentes problemas.
Herméticas: han conseguido mantener a raya las filtraciones durante toda su existencia (quizás siglos). No se conocen delatores ni topos y tampoco existen desertores o arrepentidos.
Religiosas: el sentir religioso fundamenta todo el existir de la "sociedad" en cuestion y todo gira alrederor de lo "sagrado"
Gremiales: nacen en torno a un gremio y los hermanos que acuden a su proteccion luchan sin tregua por salvaguardar los ineteres generales del mismo.
Omniscientes: Poseen todo el conocimiento científico, político y tecnológico más avanzado y lo comparten solamente y en secreto con sus miembros.
Es una sola: No importa que en el mundo operen un buen número de organizaciones secretas: todas están de acuerdo entre sí, todas se complementan y lo más importante: todas son una o la misma que es la que maneja los destinos del mundo.
Intocables: paraecen que son inmunes a las operaciones policiales, investigaciones, accidentes, e incluso a la incompetencia o descuidos de sus miembros o estrategia, que podría revelar su existencia al gran público aunque fuese por error.
Secretas: No existen pruebas concretas o documentales de su existencia, ni de su organigrama político, ni de su historial, su estrategia, miembros, sedes, etc. Hay algunas excepciones, como por ejemplo el grupo Bildergben, que si tienen listas públicas de miembros y sus reuniones son igualmente asunto público.
Pero muy pocas reunen todas estas caracteristicas. La mayoria atesora algunas y carencen de bastantes otras.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Obama, ¿ un clavo ardiendo ?

Le dedico estas lineas a la persona que se ha convertido en el "clavo ardiendo" del panorama internacional.
Cuando las cosas marchan como hasta ahora en el mundo laboral, en el mundo financiero, en el mundo diplomático... es completamente normal que desde el más humilde al más poderoso se quiera agarrar a un "clavo ardiendo".
Todos parecemos estar arrastrado por un enorme efecto dominó que nos hace llegar hasta la Casa Blanca.
Acostumbrados a vivir al amparo del poder absoluto de la primera potencia mundial hemos vivido con regocijo la alternancia política de Estados Unidos.
Desde mi blog, y aún clamando a mis gobernantes por una mayor implicación mucho más autosuficiente, me subo al carro de este caudal de alegría que ha supuesto la elección del demócrata y como si se tratase de una carta a los reyes magos le pido que intente cumplir con todo aquello que espera la población y que se puede resumir a mi entender en muy poquitas palabras.
Sr. Obama esperamos de usted que dirija el gobierno de Estados Unidos de una manera mucho más humana. "Simplemente" con esto, su labor habrá contentado a una inmensa mayoría de ciudadanos que lejos de su frontera han confiado ciegamente en usted y hoy se muestran felices por se elección.
Gracias, no obstante, por crear en el mundo entero una ilusión.

martes, 4 de noviembre de 2008

"El Recreo de Jacinto" - Capitulo X y último -

"... Desde allí ambos contemplaron con cartujano silencio la puesta de sol. Herman intentó preguntarle sobre las tareas que podría realizar en el hotel y así fue descubriendo el lenguaje secreto del pastor. Comenzó a percibir, como lo hacía su madre, la leve y tierna sonrisa que indicaba lo que verdaderamente ilusionaba y motivaba a Jacinto. Lo dejó unos instantes a solas con la mirada puesta en el horizonte para atender una llamada de teléfono y a su regreso no lo encontró en el sofá de mimbre blanco donde estaba sentado. Corrió escaleras abajo hacia la salida y halló la verja cerrada. Repasó alertado con la mirada a derecha e izquierda todo el recinto hasta que se topó con una imagen que jamás podría olvidar y que le hizo la persona más feliz del mundo. Junto a la piscina, manguera en mano, Jacinto regaba los arriates de petunias que adornaban aquel espacio mientras silbaba la canción que había escuchado de su aparato de música horas antes.

Sabía que Jacinto era feliz, no le cabía la menor duda. Sabía que había encontrado el recreo para aquel joven cansado de trabajar toda su vida en tareas de adulto y pudo comprobar de nuevo la inteligencia que los chicos que padecen autismo atesoran y que pasan a hurtadillas ante los ojos de una inmensa mayoría de personas.

En éste duermevela controlado en el que Herman repasaba los momentos vividos junto a Jacinto, mientras esperaba el vuelo de retorno en el aeropuerto marroquí, tomaba conciencia de haber recuperado también su vida, ya que una década atrás había perdido a un hijo con la misma deficiencia mental en un accidente de tráfico junto a su mujer. Había logrado un bien común y compartido. El alemán se había preocupado de buscar una persona para el cuido de Lucía y tras algunos años de esfuerzos escolares en escuelas especializadas consiguió que el joven pastor coordinara tareas más técnicas de la hostelería con algún que otro viaje a su lado."

"El Recreo de Jacinto" - Capitulo IX -

"... De esta manera al día siguiente cuando terminó sus tareas pastoriles y descansó un poco en casa junto a su madre, se vistió con sus mejores galas, las que siempre reservaba para los días especiales, y se encaminó silbando hacia el hotel.

Al llegar se asomó con menos temor que la mañana anterior a la reja observando cómo Herman regaba las plantas de la piscina a la vez que escuchaba una extraña música que Jacinto no entendía por lo teutón de la misma. Para dejarse ver no tuvo otra opción que pegar un silbido al alemán para que se percatara de su presencia. Herman corrió rápidamente hacia la cancela dejando tras de sí un chorro de agua que salía a borbotones de la manguera sobre el césped.
- Hola Jacinto, qué alegría que hayas venido.- y echándole su enorme mano sobre el hombro le indicó que lo acompañase al interior del hotel.

Jacinto le transmitía un nerviosismo que le resultaba familiar mientras balanceaba sus hombros y viraba la cabeza hacia todo lo que le rodeaba. En ese tictac de mirada semiperdida el joven montaba en su mente, como si de un castillo de naipes se tratara, todas y cada una de las fotografías que había revisado mil veces en las viejas revistas de Fermín. Reconocía el espacio dedicado a la recepción, al bar y a las habitaciones. Parecía como si se hubiese criado entre todas y cada una de las estancias que completaban aquel hotel. Herman le presentó al personal que iba saliendo al paso indicándole los cargos y funciones que cada uno de ellos desempeñaban en el establecimiento y si bien al principio Jacinto tan sólo los miraba fijamente sin gesto alguno de aprobación. Tras las reflexionadas indicaciones del director terminó por extender su mano para saludar tímidamente a sus futuros compañeros.

Tras aquellas improvisadas presentaciones y mostrarle todos los rincones del recinto lo invitó a sentarse en la terraza que remataba uno de los salones de la planta superior para tomar un jugoso zumo de naranja en copa de balón con unas patatas chips...."

"El Recreo de Jacinto" - Capitulo VIII -

".... - Le hablo en serio, señora, creo que sería una buena ocasión para que Jacinto creciera como persona y a su vez mejorasen la situación económica que atraviesan ambos. Le pido que confié en mí, por favor.- apostilló el hostelero buscando la comprensión de Lucía.

Mientras, Jacinto, con una mirada diferente pero sin perder lo especial de la misma, atendía a la conversación sin dejar de ojear nerviosamente una de sus revistas de viaje.
- Piénselo, Lucía, no pierde nada por intentarlo. Si quiere comprobar usted misma lo que puede avanzar Jacinto, le propongo un trato. De momento, que continúe con sus faenas de pastor por las mañanas y que por las tardes pruebe con las tareas que le encomendemos en el hotel.
- No sé qué decirle señor “Germán”.-dijo dubitativa.
- Herman. Me llamo Herman señora.-le corrigió cariñosamente el germano.
- Perdone “Ernám”. Estoy tan llena de temores y cansada de tener que proteger día a día a Jacinto que de verdad que no sé qué contestarle. Déjeme pensarlo.- le contestó Lucía mirándolo fijamente a los ojos.

El alemán aceptó de buen grado su respuesta y se despidió de ella y de Jacinto ofreciéndole a este último que pasara por el hotel en la tarde del día siguiente.

Lucía, tras la marcha del extranjero conversó, utilizando uno de los monólogos habituales, con su hijo, para conocer qué pensaba de aquella propuesta consiguiendo arrancar una leve sonrisa del muchacho al decirle que se presentara al día siguiente en el hotel. Ella con este gesto supo que el trabajo en el hotel podría hacer feliz a su desdichado pequeño..."

"El Recreo de Jacinto" - Capitulo VII -

"... Al golpear el viejo aldabón, corroído por el paso del tiempo, le abrió el joven Jacinto completamente sorprendido de encontrase cara a cara con Herman en el dintel de su casa. Sin querer asustar al pastor, el rubio lo saludó amablemente.
- Hola, ¿Qué tal estás Jacinto?

Su madre inquieta al no estar acostumbrada a recibir visitas, desde que falleciese su marido, preguntaba una y otra vez a Jacinto desde la mecedora de enea situada junto a la ventana de la sala de estar que estaba al final del pasillo que le dijese quién había llegado.

Tras adivinar en los ojos de su anfitrión que este lo invitaba a pasar sin mediar palabra alguna. Herman se adentró por el acicalado pasillo contagiado por el entrañable olor a puchero recién hecho que impregnaba toda la casa hasta llegar a la habitación donde aguardaba Lucía, que era el nombre de la madre de Jacinto.

Lucía era una mujer que pasaba de los sesenta años, ataviada con un traje largo y medias de luto riguroso cuyo rostro reflejaba una mezcolanza entre belleza marchitada y dolor causado por la situación tan caótica que atravesaba.
- Buenas tardes señora, mi nombre es Herman Schindler. Discúlpeme si irrumpo de esta manera en su casa. Ayer tuve la ocasión de conocer a su hijo y vengo a decirle que me encantaría que aceptase usted la propuesta de trabajo que tengo para él en el hotel rural que regento.- expuso con el acento tan característico que poseía.
- No se burle usted de mí señor “Germán”. -contestó llena de desconfianza Lucía, al no creer que los problemas mentales de su hijo hubieran pasado desapercibidos para aquel gigantón cuyo nombre no había entendido muy bien..."

lunes, 3 de noviembre de 2008

"El Recreo de Jacinto" - Capitulo VI -

"... El rubio sonrió y le dijo adiós con su mano mientras el pastor volvía a iniciar su carrera para marcharse. Sintió en el fondo de su corazón que podía estar a punto de terminar sus continuas pesadillas.

Herman, empresario turístico alemán arraigado en la comarca desde hacía una década quedó impresionado por los rasgos delicados de Jacinto y por su comportamiento. Tanto fue así que esa misma tarde no pudo contenerse y se encaminó al pueblo para recabar información acerca de aquel crío.

Llegó a la taberna de su amigo Rodolfo donde solía parar las noches de verano a tomar unas cervezas bien frías y no tardó en preguntarle por la procedencia del joven pastor. El tabernero le comentó que se trataba de un chico que andaba mal de la cabeza, que perdió a su padre con sólo tres años y que estaba al cuidado de su madre que atravesaba un delicado estado de salud. Le comentó también que malvivían en una casa a las afueras del pueblo y que no se dejaban ver en demasía ni tampoco solían recibir visitas. Herman se interesó por su no asistencia a la escuela y Rodolfo le reiteró que su carácter, tan extremadamente raro, le hacía vivir en un mundo paralelo y por eso los vecinos lo habían dejado por imposible. Herman pretendió convencer a Rodolfo, tras pedir otra cerveza bien espumosa, de que al tratarse de un niño no entendía el desinterés por parte de la población y más aún si su madre se encontraba enferma y no tenía más familia que lo respaldara. Pero sus intentos resultaron vanos. Tras pagarle las cañas tomó nota de la dirección exacta del chico y salió a encontrarse con él.

Al salir del pueblo avistó desde la carretera un pequeño sendero que desembocaba en un rancio caserón sobre el que descansaba un primitivo refugio techado con un destrozado cañizo donde descansaba apaciblemente la colorida piara de cabras. Avanzó con su todoterreno casi hasta el umbral de la edificación y se apeó diligente hasta la puerta..."

"El Recreo de Jacinto" - Capitulo V -

" ... A la mañana siguiente como hipnotizado volvió a coger la misma vereda hasta plantarse frente por frente a su sueño. Esta vez encontró la verja verde abierta y sin dudarlo se adentró en el recinto dejando a buen recaudo su piara. Pero su osadía le jugó una mala pasada ya que la verja, por su sistema de seguridad, se cerró tras de sí retumbando como un martillazo sobre un yunque, dejándolo encerrado en aquel lugar. De nada sirvieron sus intentos de marinear por la puerta y por el resto de follaje que acordonaba el hotel. Desesperado y asustado, cogía y una y otra vez carrerilla para intentar salir de allí. Pero ni su fuerte complexión le ayudó para abandonar la aventura en la que se encontraba inmerso. A punto de hacerse daño en los intentos de evasión, apareció el gigantón rubio de la mañana anterior. Jacinto a la defensiva, creía que éste en cualquier momento podría golpearlo o hacerle daño. Herman, que era su nombre, se acercó lentamente hasta él con los brazos abierto en señal de paz pidiéndole calma.
- No temas pequeño, ¿Cómo te llamas?

El cuerpo de Jacinto temblaba y su boca era incapaz de pronunciar palabra alguna. Su estrés era tanto que no podía ni pensar. Estaba completamente paralizado y clavaba sus uñas en sus sudorosas manos cerradas mientras estrujaba la espalda contra la cancela.
- No tienes que temer nada. Puedes estar en el hotel sin problema alguno, pero si lo prefieres abro la puerta y te puedes marchar.- Le dijo Herman con tono paternal y conciliador.

Jacinto bajó la mirada y comprobando que se abría la puerta tras accionar Herman el mando a distancia que empuñaba, salió a correr con decidida zancada hacia sus cabras. Cuando se encontraba a unos sesenta metros se frenó en seco y se giró hacia el desconocido gritándole tímidamente y casi tartamudeando.
- ¡Mi nombre es Jacinto! ....."

"El Recreo de Jacinto" -Capitulo IV -

"... Junto al cancel y rodeando todo el perímetro de la finca había una cerca bien florida donde las buganvillas y chumberas se combinaban a retazos ganando una considerable altura.

Con la mirada perdida como siempre y una felicidad inusitada en él, revisó agarrado a aquella verja todos y cada uno de los detalles que encerraba el pequeño Hotel Rural que tenía frente a sí. Dos grandes farolas de forja verde carrocería escoltaban la puerta de la singular edificación y junto a ellas dos colosales macetones de cerámica azul cobalto con sus bordes en blanco roto de cerámica trianera hacían majestuosa aquella entrada. Los ventanales del bajo y los balcones de la única planta superior estaban decorados con pleitas de esparto malagueñas ganando con ello un aspecto completamente diferente a las casas que había visto siempre en el pueblo.

Encajando su afinado rostro entre los hierros de aquella fría puerta pudo contemplar a la derecha de la casa grande una piscina, que si bien es cierto no era exactamente igual a las que estaba acostumbrado a ver en las revistas del viejo Fermín, sí que se le antojaba muy parecida a las que estaban bajo las palmeras del papel cuché. Alrededor del espejo de agua de la alberca se extendía una alfombra ejemplarmente cuidada de césped que hacía resaltar el azul penetrante de la misma dibujando siluetas diversas en las pupilas de Jacinto. Repartidas por doquier hileras de tumbonas añiles se apareaban con sombrillas en crudo conformando un idílico lugar para los sueños de recreo que el joven pastor tenía grabados a fuego en su mente.

Mientras atónitamente contemplaba aquel lugar alguien se acercó por detrás. Era un señor de unos cuarenta años, bien parecido, altísimo y con el cabello dorado.
- ¿Buscas a alguien chaval? – Preguntó el desconocido con acento extranjero.

Jacinto asustado y con cargos de conciencia lo sorteó y huyó con el rostro desencajado a reunirse con sus cabras para echar a andar rápidamente. ... "

domingo, 2 de noviembre de 2008

"El Recreo de Jacinto" - Capitulo III

"... noche anterior. A continuación estiraba las piernas y sesteaba un poco antes de regresar a su casa para encerrar a su ejército barbudo.

Sentado ya junto a su madre y mientras ésta zurcía la ropa hojeaba revistas de viajes y de grandes hoteles que Fermín, el barbero de su pueblo, le regalaba una vez que sus hojas estaban cuarteadas del uso de los clientes. En ellas observaba y repasaba fijamente fotografías de parajes de la costa y del extranjero, imágenes de ricos bufés con manjares de todo tipo que hacían salivar a Jacinto, habitaciones con camas descomunales, bañeras redondas con relucientes grifos cromados en sus baños y piscinas inmensas donde la gente parecía disfrutar de lo lindo bajo unas palmeras gigantescas que asombraban al adolescente.

Su relación con el resto del pueblo era bien escasa ya que el hijo de la viuda de Gumersindo era tildado de loco por sus convecinos debido al comportamiento extraño que el joven mantenía desde su niñez hacia los demás. Siempre andaba aislado del resto de la población porque estaba cansado de cosechar una y otra vez las burlas y desconfianza que le brindaban los habitantes de su pueblo.

Una mañana a eso de las siete cuando comenzaba sus tareas decidió tomar un camino distinto y desconocido para su tropa. Cuando llevaba una hora de camino por aquellos terrenos quedó boquiabierto al divisar un cartel anunciador de Hotel y aunque no sabía ni leer ni escribir esa H mayúscula blanca sobre fondo azul y las tres estrellas que la subrayaban le resultaban del todo familiares. Así que apresuró su paso siguiendo la flecha que acompañaba el anuncio sorteando las piedras que salían al paso jaleando a la piara para que siguiera su ritmo. Al poco se topó con una cancela verde cuyos barrotes estaban rematados en puntas de lanza dejando ver tras de ella un edificio sobrio y enorme blanqueado con cal con todas sus cornisas y remates pintados en azul añil... "